miércoles, 25 de septiembre de 2013

La Ruta de los Nazaríes (II)



Siguiendo con los secretos y parajes de esta preciosa y evocadora ruta por las tierras jienenses, hoy queremos detenernos en su recorrido y en sus vistas más sorprendentes.

La Ruta de los Nazaríes se abre paso en el corazón de Sierra Morena, descendiendo por el valle del Guadalquivir, columna vertebral del recorrido. Trascurre superando campiñas y lomas a lo largo de infinitos campos de cultivo y amplios páramos de naturaleza virgen. El viaje va cogiendo forma por los abruptos senderos del Sistema Bético, repleto de sierras y valles situados a caballo entre Jaén y Granada.

Como se comentó en anteriores entradas, Las Navas de Tolosa es el punto de partida, junto al emblemático parque natural de Despeñaperros. A su paso, el paseante puede disfrutar de vigorosos bosques de encinas, coscojas y matorral cerrado, donde es el hechizante aroma de las  abundantes plantas del lugar acompañan al caminante hasta La Carolina, que articula las primeras etapas de la Ruta. Descendiendo paulatinamente hacia el valle del Guadalquivir, aparecen a su paso Baños de la Encina y Bailén.

En Mengíbar aguarda una parada de descanso junto a la orilla del Guadalquivir, cuyo cauce transporta la ruta hasta Andújar, ciudad que alberga áreas de campiña baja y también un enorme tramo de Sierra Morena, refugio de vegetación originaria –encinas, alcornoques..- y de una rica fauna entre la que se cuenta el lobo, el lince, el jabalí, ciervos, meloncillos, nutrias y vistosas rapaces como el águila imperial o el buitre negro. Desde Andújar, la Ruta toma un ramal hacia el suroeste de la provincia de Jaén, zona en donde se hallan los olivares más extensos del mundo. Arjona supone una estación estratégica en este rumbo que conduce después a Porcuna y seguidamente a Martos.


El otro ramal de la Ruta por la provincia de Jaén nos devuelve a las faldas de Sierra Morena, a Linares y su paisaje minero. El itinerario se aproxima de nuevo al Guadalquivir y avanza sobre las colinas de Baeza y la loma de Úbeda: a sus pies, los olivares, campos y parajes naturales como la Laguna Grande y el Alto  Guadalquivir, enclaves de vegetación vestidos de juncos, carrizales, alamedas y bosquetes de ribera frecuentados por aves acuáticas como el ánade real, el porrón o la cerceta común. Río arriba quedan las fuentes del Guadalquivir, en medio del extraordinario Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, el mayor de la Península y auténtico santuario vegetal y de una fauna cuantiosa y variada que certifica con creces el nombramiento de «paraíso interior» que se aplica a la provincia de Jaén.

Escoltado por los olivares, el paisaje acompaña el viaje en dirección al sur, siguiendo la senda que abren los ríos Guadiana Menor y Jandulilla. Frente a la pantalla montañosa de Cazorla se alza Jódar, en un espolón de Sierra Mágina, el descomunal macizo calcáreo que marca el techo del territorio jiennense con su pico de 2.165 m. de altitud.

Asombra su variada vegetación adaptada al agudo desnivel de sus laderas y especies animales que van del jabalí y la cabra montés al halcón peregrino y el águila real. Jimena y Mancha Real descansan a la sombra de las vertientes septentrionales de Sierra Mágina, que acaban por reposar ante el valle del río Guadalbullón, al pie de Jaén y la sierra de Jabalcuz.

A partir de aquí, el itinerario cambia de provincia y se interna en la comarca de los Montes Orientales de Granada por Guadahortuna, en las márgenes de su río que fluye hacia levante. La meseta elevada continúa desde Guadahortuna hacia Píñar e Iznalloz, donde aparece surcada ya por el valle del río Cubillas y Sierra Arana, que preludia los relieves del macizo de Sierra Nevada. En sus jornadas finales, el camino se ajusta al curso fluvial del Cubillas, y se desliza para encontrar la Vega, con sus choperas y regadíos, y alcanzar las últimas estaciones de la Ruta, Albolote, Maracena y Granada. A su espalda, como telón de fondo, se yergue la mole imponente, Sierra Nevada, la cima de la Península, coronada por los 3.482 m. del Mulhacén.

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