lunes, 18 de noviembre de 2013

Turismo paranormal: las caras de Bélmez



Solo apta para creyentes en fenómenos oscuros y paranormales, la archiconocida Casa de Bélmez se ha convertido no solo en uno de los grandes mitos de nuestro país, sino que ha pasado a ser un fenómeno turístico con el paso de los años.

¿Es verdad o es mentira? Nadie lo sabe a ciencia cierta. Desde su descubrimiento siempre se han impuesto posturas diferentes, pero la realidad es que las famosas caras siguen apareciendo en la casa de los Gómez, y la gente sigue acudiendo a su vivienda como un espectáculo turístico más.

Su origen. Todo comenzó a raíz de una noticia publicada en un diario local en noviembre de 1971 y fue, en lo sucesivo, tratada profusamente por los medios de comunicación de la época. La protagonista era una vecina de Bélmez, María Gómez Cámara, una señora que aseguraba que el 23 de agosto de ese mismo año, había advertido en el suelo de cemento de su cocina una gran mancha con forma de rostro humano mientras cocinaba, y salió a avisar a sus vecinas.

Cinco días más tarde se raspó la supuesta cara y el albañil Sebastián Fuentes León echó yeso sobre la misma. Sin embargo, siempre según las declaraciones de los protagonistas, la supuesta cara reapareció días más tarde. Era un rostro aparentemente de varón, con los ojos y la boca abierta y unos largos trazos oscuros a modo de bigotes. En los días siguientes, nuevos rostros que se añadieron al inicial surgieron en el suelo de la cocina y el pasillo de la casa. Aparecían y desaparecían, se desplazaban o se transformaban en otros, en un continuo movimiento que podría haberse repetido en mayor o menor medida hasta hoy.

Lo cierto es, en cualquier caso, que en torno al fenómeno de las caras pintadas se originó un curioso modelo de turismo de lo paranormal. Durante los 33 años en que María Gómez convivió con las caras, fueron muchos los que se acercaron a Bélmez para visitar la casa de María y ver personalmente los trazos en el cemento.


Ese ‘boom’ de las caras de Bélmez generó un fuerte aumento en el negocio de la restauración y de la hostelería en Bélmez, una ráfaga de forasteros, que sin ser muchos, ha animado las calles del pueblo desde aquel lejano 1971. A pesar de los rumores que hablaban de fraude y de negocio para lucrarse, la realidad ha sido y es otra en el pequeño pueblo de Bélmez, donde no hay albergues ni restaurantes disponibles para turismo, y donde hasta el propio tejado de la "Casa de las caras" esta hundido, un hecho que parece reafirmar el honor puesto en duda de la familia María Gómez, que se sigue dedicando a la agricultura y ganadería.

Actualmente, aún varios turistas y curioso siguen paseando por las calles del pueblo  y siguen entrando a visitar la casa más famosa de la historia de Bélmez, aunque la vivienda permanece cerrada desde la muerte de la dueña en 2004. Aún así, un cartel en la puerta anuncia un horario de apertura los fines de semana así como el teléfono de contacto del hijo y la nuera de María Gómez. El mito sigue vivo.

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