lunes, 28 de octubre de 2013

Historia de Martos: la reconquista cristiana (III)



Avanzando en este maravilloso viaje por la historia de Martos, ya en el siglo XIII, durante la reconquista cristiana, hay ciertas dudas acerca del verdadero momento en el que los castillos de Martos, Andujar y Jaén fueron entregados a Fernando el Santo por parte del rey musulmán de Baeza. Según los escritos este evento se produjo allá por el 1225, suceso que diversos autores otorgan a otra etapa de la historia.

Sea como fuere, el rey otorgó la tenencia de las fortalezas de Andujar y Martos a Álvaro Pérez de Castro, apodado “el Castellano”, de la Casa de Castro, y junto a él se asentaron las tropas de las Órdenes de Santiago y Calatrava.

Desde ese momento, “el Castellano” y sus tropas saquearon y devastaron todas las zonas habitadas de los alrededores de sus castillos en Martos y Andujar. Esto provocó la ira del gobernador almohade de Sevilla, que se batió en batallas campales contra las fuerzas del de Castro gracias a su alianza con los pueblos de Jerez de la Frontera, Córdoba y la misma Sevilla. En todas ellas salió derrotado, y las gentes musulmanas de los pueblos de Baeza, Martos y Andujar abandonaron dichas ciudades alrededor de 1226. Además, varias villas cercanas a Sevilla y Córdoba reconocieron desde entonces al rey de Baeza como su señor, debido en gran medida a su alianza con el rey de Castilla. Fernando el Santo nombró teniente de Baeza a López Díaz de Haro, y las poblaciones de Baeza, Úbeda y Andujar comenzaron a recibir población cristiana.

En 1228, la ciudad de Martos fue entregada a la Orden de Calatrava de mano del rey Fernando III el Santo, convirtiéndose ésta en la ciudad de esta orden más importante en el río del Guadalquivir y uno de los bastiones frente al reino nazarí de Granada.

En 1312, el rey Fernando III el Santo mandó ejecutar a los hermanos Carvajal, caballeros de la Orden de Calatrava. Los hermanos, según cuentan los escritos, emplazaron al rey a abandonar este mundo tras su ejecución, en señal de injusticia por su muerte. Tal y como avanzaron, el rey murió poco después de dar muerte a los caballeros. Así, quedó constancia en la Crónica de Fernando IV, escrita casi cuarenta años después de la muerte del rey.


Tras el Desastre de la Vega de Granada, ocurrido en 1319, y en el que perdieron la vida el infante Juan de Castilla "el de Tarifa", hijo de Alfonso X, y el infante Pedro de Castilla, hijo de Sancho IV de Castilla, la localidad de Martos fue sitiada y saqueada por las tropas del rey Ismail I de Granada. Tras este suceso, las murallas y defensas de Martos fueron reforzadas, resultando un bastión casi inexpugnable.

Alfonso XI a finales de 1340 inició una campaña de conquista que acabó con la toma de Priego, Carcabuey, la torre Matrera y sobre todo la ciudad fortaleza que él más deseaba: Q'alat ben Said. Esta conquista no podría haberse producido sin la ayuda de los hombres de la encomienda Calatrava de Martos que jugaron un importante papel para que el rey se posesionara de la ciudad fortaleza.

Ya en 1489, la ciudad de villa de Martos deja de ser la cabecera de la Orden de Calatrava al morir el último Maestre de ésta, por lo que la administración de la ciudad pasó a manos de Fernando el Católico, iniciándose así, una etapa de estabilidad y prosperidad económica, el crecimiento de la explotación agropecuaria y un acentuado aumento de la población.

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